La energía hidroeléctrica ha tenido un papel clave en la industrialización del país. Para los territorios productores, como los Pirineos, supuso la mayor transformación socioeconómica de los últimos cien años y dejó una extraordinaria impronta en el paisaje.
La gran potencia simbólica que tienen hoy las infraestructuras hidroeléctricas en el territorio catalán nos invita a hablar de cuáles son las nuevas imágenes y significados que nos transmiten estos paisajes, cómo están derivando hoy hacia un acelerado proceso de patrimonialización, o cómo se convierten en un elemento clave de dinamización territorial. No sólo por el valor industrial de la obra de ingeniería, sino también por tratarse de elementos que son protagonistas, dominantes, de un paisaje -el energético- que poco a poco emerge como un nuevo paisaje de referencia en nuestro país.