Criterios de paisaje para el mundo local

Paisajes agrarios

La agricultura es uno de los principales factores de modificación de los paisajes de Cataluña a lo largo de la historia. Los campos, su parcelación, los caminos, los muros de piedra seca, las construcciones agrícolas tradicionales, las diferentes especies cultivadas o los cambios estacionales relacionados con su explotación son algunos de los principales elementos que caracterizan los paisajes agrarios, todos con un elevado valor paisajístico desde la óptica productiva, histórica, estética y simbólica. Estos espacios agrarios tienen también una gran importancia ecológica para la función de conectores que ejercen entre los espacios naturales.

La poca rentabilidad de la actividad agrícola en algunas zonas junto con un fuerte incremento de la urbanización ha contribuido durante las últimas décadas a reducir la superficie cultivada. Si hace tan sólo sesenta años los espacios agrarios daban trabajo a la mayor parte de la población en la producción de alimentos, la progresiva mecanización del campo y la capacidad de absorción laboral de las ciudades gracias a los sectores secundario y terciario, así como la globalización alimentaria que ha desplazado los espacios de producción agrícola y desregularizado el mercado agroalimentario a favor de las grandes empresas transnacionales, han provocado la despoblación masiva del mundo agrario, y han transformado profundamente su paisaje.

Por otra parte, el crecimiento de las ciudades, la dispersión de los polígonos industriales y la mejora de las infraestructuras se ha hecho -y continúa haciéndose- sobre paisajes agrarios y, a menudo, allí donde las tierras son más fértiles. Asimismo, uno de los fenómenos urbanísticos recientes que ha contribuido a la desaparición de la agricultura es también la construcción de zonas residenciales de baja densidad, ya sea en forma de urbanizaciones o de expansión residencial en los suburbios de las ciudades o en sus pueblos satélite. Como consecuencia de estos fenómenos, la frontera campo-ciudad es cada vez más difusa, especialmente en las áreas metropolitanas de las grandes ciudades, pero también en las zonas circundantes de ciudades medianas e, incluso, de villas y pueblos.

A lo largo de la historia, pues, la agricultura ha modelado el paisaje, manteniendo patrones agrícolas y agroforestales de gran interés, ya sea por su valor productivo, por la tipología del cultivo, por la estructura de las parcelas y los elementos que se le asocian.

Los catálogos de paisaje de Cataluña han definido herramientas y medidas que pueden servir de base a los entes locales a la hora de perseguir los siguientes objetivos en relación con los paisajes agrarios:

  • Fomentar una estructura del paisaje en mosaico que compagine diferentes actividades económicas y usos
  • Conservar el patrimonio arquitectónico vinculado a las actividades agrícolas y ganaderas (muros de piedra seca, masías, bordas, cabañas, acequias, canales y riegos...), a los dominios de caminos tradicionales y en la historia del territorio
  • Integrar paisajísticamente las nuevas edificaciones en los paisajes agrarios y evitar su banalización
Fomentar una estructura del paisaje en mosaico que compagine diferentes actividades económicas y usos

Algunas herramientas y medidas que pueden aplicar los municipios son:

  • Proteger algunos paisajes agrarios singulares de carácter local, por sus valores productivos y estéticos extraordinarios.
  • Poner en valor las trazas y los mosaicos agrarios tradicionales como elementos de recalificación rural y urbana.
  • Cuidar los límites de frentes urbanos y de las franjas de espacio libre entre núcleos urbanizados o de las vías de entrada.
  • Recuperar los espacios agrícolas abandonados que no acogen ninguna actividad.
  • Velar por la calidad paisajística de las infraestructuras (viarias, energéticas o de telecomunicaciones), así como los usos y las utilizaciones del suelo que puedan dañar o limitar su aprovechamiento agrícola, como por ejemplo campos de golf, campings y vertederos.
  • Potenciar las actuaciones de custodia del territorio y la participación de las administraciones municipales en los paisajes agrícolas.
  • Poner en valor determinados elementos de apoyo a la actividad agrícola con el fin de abrir nuevas vías de desarrollo rural ligados al turismo de descubrimiento e interpretación (arquitectura de la piedra seca, infraestructura de aprovechamiento del agua, etc.). Un paisaje bien cuidado y con personalidad es también un valor añadido tanto para el fomento del turismo rural como para la misma actividad agropecuaria.
  • Promover el agroturismo como una oportunidad de complementariedad económica para el mantenimiento de las explotaciones familiares agrarias en activo. Por otra parte, se puede dar valor añadido a los productos primarios, como el vino, los frutos secos, el aceite, la fruta dulce, los cítricos y los productos de huerta, entre tantos otros, mediante estrategias de valorización del paisaje y de diferenciación del tipo de producción.
  • Velar por el mantenimiento de la vocación agrícola de las áreas que rodean los espacios protegidos.
  • Garantizar la función de los espacios agrícolas como áreas tampón entre los asentamientos y los sistemas de espacios abiertos.
Conservar el patrimonio arquitectónico vinculado a las actividades agrícolas y ganaderas, a los dominios de caminos tradicionales y en las estructuras agrarias históricas del territorio

Algunas herramientas y medidas que pueden aplicar los municipios son:

  • Inventariar y elaborar catálogos del patrimonio arquitectónico ligado a los paisajes agrícolas (masías, bordas, cabañas, casas rurales, muros de piedra seca, acequias, canales y riegos, etc.).
  • Preservar y delimitar los dominios de los caminos tradicionales que articulan el territorio, por su valor patrimonial: caminos reales, vías pecuarias, caminos de ronda... e integrarlos en el planeamiento urbanístico.
  • Promover estrategias de valorización integral que potencien el valor turístico del patrimonio histórico y arquitectónico asociado a los paisajes agrarios.
  • Garantizar el acceso a los paisajes de los mosaicos agroforestales y agrarios, que deben mostrarse a la población como un paisaje atractivo, abierto y acogedor, que invite a la descubierta. En este sentido, se pueden mantener los antiguos caminos agrícolas facilitando su señalización y aprovechamiento como itinerarios turísticos y de promoción de rutas de descubrimiento del paisaje de los mosaicos agroforestales y agrarios.
  • Promover y difundir programas de sensibilización destinados a educar a la ciudadanía en el descubrimiento del patrimonio arquitectónico e histórico agrario, y en el conocimiento y el disfrute de su dimensión social, histórica, espiritual y simbólica.
Integrar paisajísticamente las nuevas edificaciones en los paisajes agrarios y evitar su banalización

Algunas herramientas y medidas que pueden aplicar los municipios son:

  • Promover la adecuación paisajística de las instalaciones asociadas a las explotaciones agrarias -almacenes, granjas, cubiertas para la maquinaria, silos, depósitos, etc.- que no se adaptan al paisaje a través de técnicas específicas de contextualización, armonización y/o mímesis / ocultación.
  • Evitar nuevas edificaciones en lugares con alta fragilidad o exposición visual.
  • Intentar ubicar los edificios en suelos donde haya construcciones de usos similares y que mantengan el máximo de continuidad posible con la trama urbana del núcleo.
  • Edificar las nuevas áreas especializadas de acuerdo con su encaje con la estructura del paisaje preexistente y la morfología del tejido urbano.
  • Construir de acuerdo con un modelo y tipología edificatoria propia de la zona y con una estrategia de armonización.
  • Rehabilitar o suprimir las construcciones en suelo urbanizable de espacios agrarios que estén en desuso y de baja calidad estética.