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A finales del pasado mes de octubre tuvo lugar en Estrasburgo la duodécima conferencia para la implementación del Convenio del Consejo de Europa sobre el Paisaje, una reunión muy esperada por todos. La última vez que se había celebrado una reunión presencial en torno al Convenio había sido en abril de 2022, en Meteora (Grecia), para la entrega de la séptima edición de los Premios Europeos del Paisaje, con Maguelonne Dejean-Pons como Secretaria General del Convenio, quien tras más de dos décadas al frente del Convenio se jubiló en aquel verano, poniendo punto y final a un extraordinario trabajo que todos los miembros del Convenio han reconocido en la última conferencia.
Desde entonces y hasta el nombramiento de Riccardo Priore como nuevo Secretario General, en la pasada primavera, la Secretaría General había quedado vacante, si bien la mesa ejecutiva había seguido trabajando en funciones. Esta mesa ha sido también renovada en la última conferencia de octubre, ostentando ahora su presidencia Portugal y su vicepresidencia España.
La línea principal en la que se quiere trabajar es en la vinculación entre los paisajes y la salud de las personas, un aspecto recogido en un informe presentado en la conferencia de octubre y que va a tener continuidad en otro titulado “Living Landscapes”. Esta relación entre el paisaje, su calidad y su incidencia en el bienestar físico y emocional de las personas se recoge en la declaración final de la IV Cumbre del Consejo de Europa celebrada en Islandia en mayo de 2023, conocida como Declaración de Reikiavik. En este documento se hace énfasis en la necesidad de afrontar el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la implementación de los derechos humanos situando el paisaje y su gestión como una de las políticas clave para lograrlo.
Se trata de un desarrollo muy interesante del Convenio dado que incide en aspectos fundamentales de este (como los objetivos de calidad paisajística y en la implementación) y pone de relieve su papel como estrategia aglutinadora para vertebrar políticas medioambientales, sociales y culturales.
Por otro lado, entre las grandes efemérides que van a celebrarse en esta nueva etapa tenemos la conmemoración del vigesimoquinto aniversario del Convenio, que tendrá lugar en Florencia los días 20 y 21 de octubre.
Podemos decir que, veinticinco años después de su publicación, Europa está más concienciada que nunca sobre la preservación y salvaguarda de los paisajes, ahora si cabe con más motivo, debido a los efectos, cada vez más evidentes del cambio climático que golpean a las personas y los paisajes que los habitan en forma de riadas, grandes incendios, erosión o sequía, por mencionar algunos de los más importantes.
Pero tenemos aún mucho por hacer. Debemos seguir impulsando, desde el propio Convenio y las Administraciones y políticas públicas el reconocimiento jurídico del paisaje y seguir desarrollando instrumentos eficaces para su gestión. Precisamente esta es una de las líneas-fuerza más importante que se va a recoger en la actualización del texto del Plan Nacional de Paisaje que actualmente se está llevando a cabo. Una oportunidad única para poder armonizar el nuevo texto del Plan -nuestra herramienta de coordinación a nivel estatal en materia de paisaje- con el nuevo impulso que se quiere dar al Convenio desde Estrasburgo, que está más vivo y vigente que nunca, convertido en un texto estratégico para la articulación de las próximas políticas europeas sobre el territorio.
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